Transformación laboral: la inteligencia artificial como motor de cambio

Milenio, enero 2024

En un mundo en constante evolución, marcado por la rápida adopción tecnológica, hemos sido testigos de transformaciones monumentales que han redefinido la manera en que vivimos y trabajamos. La transformación digital ha permeado todos los aspectos de nuestra existencia, desde nuestras interacciones cotidianas hasta la forma en que conducimos los negocios.

Los cimientos laborales han experimentado un impacto considerable debido a la irrupción tecnológica, un fenómeno que se agudizó con la pandemia de covid -19, evidenciando la capacidad de ciertos roles para adaptarse a operaciones remotas. La inteligencia artificial (IA), como protagonista de esta revolución, se incorpora progresivamente al mercado laboral, alterando fundamentalmente nuestra manera de trabajar, hacer negocios y ofrecer experiencias a los usuarios.

El influjo de la IA se manifiesta de manera más notoria en roles caracterizados por tareas mecánicas y predecibles, funciones susceptibles a la automatización. En este contexto de digitalización, las responsabilidades orientadas a labores rutinarias ceden paso a nuevas oportunidades laborales. Para enfrentar este cambio, es esencial que los profesionales se adapten al ritmo del mercado y del mundo, adquiriendo las habilidades necesarias para el panorama laboral actual.

Zygmunt Bauman acuñó el término «talento líquido» para describir a aquellos profesionales versátiles capaces de adaptarse a los cambios y explorar territorios inexplorados. La fuerza laboral debe, por ende, actualizarse diariamente, adquirir habilidades digitales, y trabajar con nuevas tecnologías y software específicos de sus respectivas industrias.

El concepto de «augmentation» destaca cómo la tecnología no solo potencia las habilidades de los colaboradores, sino que también puede llevar a la estandarización de habilidades mínimas.

Contrario a la percepción de amenaza laboral, la incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial abre nuevas puertas y oportunidades. La tecnología se posiciona como una herramienta para potenciar la productividad, permitiendo a los trabajadores realizar más en menos tiempo gracias a la optimización de procesos. En este contexto, el uso de tecnología en el ámbito laboral se traduce en la eliminación de tareas redundantes, liberando a los empleados para enfocarse en actividades de mayor valor para la empresa.

En este entorno de cambio tecnológico vertiginoso, la formación y el aprendizaje continuo son esenciales. El concepto de «learning in the flow of work» destaca la importancia de integrar la formación directamente en las tareas diarias de los empleados, haciendo que el proceso de aprendizaje sea accesible, relevante y continuo, adaptándose al flujo natural de las responsabilidades laborales.

Las habilidades críticas para la competitividad en el mercado laboral actual incluyen la capacidad de trabajar por proyectos, liderar equipos, poseer habilidades de comunicación sólidas y la destreza para resolver problemas de manera creativa. En este escenario, la capacidad de aprendizaje se erige como la clave para asegurar una trayectoria laboral sólida en la era de la inteligencia artificial.

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