Perfil, julio 2024
El total acumulado de inflación anual es de casi 72 puntos y pocos salarios acompañaron los aumentos de precios ¿Qué podemos esperar para el segundo semestre del año?
Argentina sigue con salarios atrasados respecto de los países vecinos. Chile y Uruguay por ejemplo, todavía tienen una mejor remuneración medida en dólares para los ejecutivos. Corriendo la mirada a países de Latam de mayor tamaño, Brasil y México resultan todavía más atractivos, aunque la tendencia en los profesionales de alto nivel a expatriarse e irse del país parece haberse disipado.
Dejando de lado las comparaciones, que siempre son objetables, queda mirar para adentro y establecer relaciones históricas y en pesos, con sus ajustes inflacionarios pasados y futuros.
La tormenta que acaba de azotar a los ejecutivos argentinos tiene pocos precedentes. Desde diciembre de 2023, cuando la inflación fue de 25,5% hasta mayo con un 4,2%, el total acumulado es de casi 72 puntos y pocos salarios son los que han acompañado esos aumentos en los precios.
Si bien podemos estar ante un amesetamiento, esperando para junio que la inflación sea de un 5% aproximadamente, los datos todavía generan incertidumbre y las empresas siguen de cerca las publicaciones del Indec para adecuar sus políticas de ajuste y aumento salarial, justo cuando la parte más difícil del año parece haber pasado. Históricamente, en los meses de marzo y abril son los que una gran mayoría de los ejecutivos cobra los bonos por performance y, una vez ingresado el pago, ya se sienten liberados para cambiar de empleo sin dejar en el camino una parte sustancial de sus ingresos.
Con las empresas ya habituadas al ritmo de los ajustes cada vez más frecuentes, y las cifras de la inflación que caen a valores más tolerables, la rotación de profesionales por falta de salario justo de mercado debería tender a reducirse.
Cuando un empleado ve que su poder adquisitivo se erosiona, por más contento que esté con su labor, su jefe y su equipo, es altamente probable que empiece a mirar el mercado en busca de un cambio. Cuando las aguas se aquietan, las diferencias deberían empezar a achicarse, la situación posiblemente tienda a normalizarse y las distorsiones dejen de generar decisiones de cambio.